-
Ahora me va a explicar alguien que me he perdido mientras estaba
inconsciente-. Se quejó amablemente la joven tirada en el suelo.
Sus
amigos se lo contaron todo acerca de su nuevo descubrimiento acerca
de la profecía, también le contaron lo ocurrido con los seres del
bosque, y su decisión de luchar junto al hijo de la luz.
Después
le contaron lo ocurrido en Rio de Janeiro, no se dejaron ningún
detalle para que lo comprendiera todo sin tener que preguntar nada,
Ruth parecía entenderlo.
-
¿Que vamos a hacer ahora?-. Preguntó la joven dirigiendo la mirada
a la ciudad en llamas, los otros tres la imitaron, Marcos dibujó un
rostro de tristeza
-
Tendremos que irnos-. Contestó Niva girando la cabeza para mirar el
bosque, que había sido su casa durante mucho tiempo.- No es seguro
que nos quedemos aquí-.
-
¿Y donde iremos? No tenemos ningún otro sitio-. Dijo Toni mirando
al hada que seguía con la mirada fija en el bosque.
-
Iremos a las ciudades que nos necesiten, esto aun no a acabado-. Su
voz sonó firme y llena de rabia.
-
¿Y que hay de ellos?-. Preguntó Marcos señalando con la cabeza a
las criaturas del bosque.
-
Nos estarán observando en todo momento-. Contestó Niva.- Y estarán
listos para la batalla donde se decidirá todo-. Un escalofrío
recorrió el cuerpo de Marcos, hace un tiempo ese combate lo veía
lejísimos, ahora que pensaba en el, parecía que se decidiría al
día siguiente, aunque nadie podía saber cuando se haría.
-
Hijos de los elementos, Niva-. Dijo el elfo que se había vuelto a
acercarse, Marcos no se había dado cuenta de que lo había hecho
hasta que lo tuvo encima, el sigilo de los elfos le inquietaba.- Las
criaturas del bosque nos iremos, a buscar un nuevo hogar, y estaremos
preparados cuando llegue la hora de luchar-. Con una inclinación de
cabeza se alejó para volverse a unir al grupo de los suyos, y juntos
se encaminaron a la ciudad en llamas para teletransportarse a
cualquier otro sitio, las caras de los presentes eran tristes,
algunos lloraban por la pérdida del bosque, otros parecían
furiosos, pero todos mantenían un mismo sentimiento, el de la
venganza. Los que quedaron allí les observaron hasta que
desaparecieron detrás de una pequeña colina, se quedaron con las
miradas fijas en el sitio exacto donde habían desaparecido.
-
¿Que haremos nosotros?-. Preguntó Ruth mirando a los presentes.
-
Iremos a por tus armas y nos iremos de aquí cuanto antes-. Contestó
Niva levantándose ya que aun estaba agachada a su lado. Marcos rodeó
la cintura de Ruth para ayudarla a levantarse y el hada le dio un
golpecito en el hombro, le hizo una seña con los ojos, que lo
entendió perfectamente pero le extrañó, quería que no ayudara a
su amiga, no entendió por que pero le hizo caso, antes de que la
joven pudiera rodear su cuello se separó de ella y se puso al lado
de Niva y de Toni mirándole.
-
¿Pensáis dejarme aquí?-. Preguntó Ruth que aun estaba sentada en
el suelo, los demás se dieron la vuelta y comenzaron a alejarse de
ella.
-
No, pero tampoco pensarás que íbamos a cargar contigo en todo
momento-. Dijo el hada girando la cabeza con una sonrisa en la boca.-
No seas baga y levántate-. Miró a Marcos y le guiñó un ojo,
entonces lo entendió todo, se detuvo y se giró para mirar a su
amiga.
Estaba
desconcertada, no podía mantenerse en pie, como iba a poder
levantarse ella sola no lo entendía, giró la cabeza para mirar a
los que se alejaban y les miró extrañada. Se fijó en la cara
sonriente de Niva y pareció entenderlo, se miró las piernas y se
las tocó con las manos, lentamente las fue doblando, sus ojos no lo
podían creer, podía doblarlas sin apenas esfuerzo, Marcos sonrió
al verlo.
Apoyó
las manos en el suelo y se puso de rodillas, no se lo podía creer,
el joven se quedó allí plantado mirando como su amiga se levantaba
poco a poco, aun con cara incrédula apoyó un pie en el suelo y
después el otro, y finalmente se levantó, parecía que se iba a
caer, pero no lo hizo, al principio le temblaron las piernas pero
aguantó en pie perfectamente. No dejaba de mirar al suelo y a Niva
seguidamente, mientras que el hada sonreía ampliamente.
-
¿Como...Como es posible?-. Preguntó Ruth aun sin poder creérselo.
-
Digamos que te he dado un empujoncito-. Contestó sonriendo.- No es
aconsejable, pero digamos que no ha quedado otro remedio-. Se encogió
de hombros.
-
¿Y no lo has podido hacer desde el principio?-. Preguntó la joven
comenzando a dar sus primeros pasos, algo torpes pero decididos.
-
Ya te he dicho que no es aconsejable, ya que la fuerza que tienes
ahora en tus piernas, es, digamos, artificial-.
-
¿Y que problemas hay en eso?-.
-
Digamos, que no es aconsejable-. Respondió simplemente.- Los
portadores de magia creémos que no esta bien aportar magia para dar
fuerza a un individuo-.
-
Ya basta de cháchara, tenemos que irnos-. Informó Toni metiendo
prisa, Ruth se les unió con pasos torpes, aun tendría que
acostumbrarse a ''sus nuevas piernas''
Se
dirigieron en seguida hacía la guarida de los hijos a recoger las
armas de Ruth y algo de comida.
Inexplicablemente
para Marcos, estaba intacto, había pasado por alto para los sombras.
-
El sombra infiltrado debió de informar que no encontrarían nada
aquí, por eso lo dejaron como está-. Informó Niva cuando entraron
en el vestíbulo.
A
pesar de las palabras de Niva ninguno bajó la guardia el tiempo que
estuvieron allí dentro, aun podía haber algún sombra rondando por
la casa, acordaron que el hada y Toni cogerían la comida mientras
que Ruth y Marcos irían a por las armas de la joven.
Subieron
en silencio al piso de arriba vigilando en todo momento preparados
para luchar si se diera el caso.
-
Tantos momentos aquí vividos, y ahora tener que dejarlo todo atrás-.
Comentó Ruth cruzando el pasillo que daba a las habitaciones de los
hijos de los elementos, Marcos estuvo de acuerdo aunque no dijo nada.
Se
encaminaron por el pasillo en silencio, la primera puerta daba a la
habitación de Marcos, metió la cabeza por una rendija y suspiró
con tristeza, le costaba dejar todo aquello. La siguiente habitación
era la de Toni, la puerta se encontraba cerrada, continuaron por el
pasillo hasta la siguiente puerta, que era la de Ruth. Las armas
estaban encima de la cama donde Marcos las había dejado el día en
el que volvieron de Sidney, nadie las había movido lo mas mínimo,
no estuvieron mucho tiempo allí, se ajustó el cinturón con sus
respectivas fundas se las guardó y salieron de la habitación, sin
antes asegurarse de que no había nadie en el pasillo. Una vez
estuvieron seguros se volvieron a encaminar camino a las escaleras
del piso de abajo, cuando se quiso dar cuenta, Ruth había
retrocedido hasta la última puerta, era la de Meg, el joven se
acercó a su amiga, que se encontraba frente a la habitación mirando
adentro desde el pasillo, por sus mejillas corrían un par de
lágrimas, ella y Meg siempre habían estado muy unidas y la noticia
de su muerte había sido un golpe demasiado duro.
Marcos
le rodeó la cintura y esta apoyó la cabeza en su hombro.
-
Todo es muy extraño sin ella-. Comentó Ruth con voz entrecortada.
-
Debemos seguir adelante, hasta el final-. Dijo con la mirada fija en
la habitación.
Ruth
se adelantó para cerrar la puerta.
-
Por ella-. Esta vez su voz sonó firme y decidida, una vez hubo
cerrado la puerta se volvieron a encaminar hacía las escaleras, los
demás ya deberían estar esperándoles.
Y
así era, los dos portaban dos mochilas repletas de comida y a los
pies de Toni, había otra, en silencio la cogió Marcos y los cuatro
se encaminaron a la puerta, ninguno tenía palabras para describir lo
que sentían por dentro, el tener que dejar todo atrás por culpa de
la oscuridad. Los cuatro como con un resorte echaron un vistazo al
vestíbulo. Finalmente los cuatro salieron cerrando la puerta tras de
si.
Y después de esta página haré un parón de un par de semanas, ya que aun tengo que escribir esta segunda parte que empieza y bueno entre novela y novela suele haber un tiempo de descanso...Espero que os haya gustado esta primera parte y nos vemos dentro de poco con la segunda parte ;)