Siento mucho la tardanza, ya está todo solucionado, y aquí vuelvo para seguir colgando esta novela que espero que os esté gustando
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La misión es relativamente sencilla, y con un poco de suerte no
tendremos que enfrentarnos a nadie-. Concluyó el hada.- Es hora de
dormir, mañana nos espera un día duro, nos vemos mañana en la
plaza al salir el sol-. Diciendo esto Niva se dirigió a la puerta y
salió camino al bosque. Ninguno se movió en varios minutos, no
sabían que decir, tenían miedo, había llegado el día en el que se
enfrentarían a la oscuridad, y ahora todos dudaban al respecto,
pasados la media hora, decidieron subir cada uno a su habitación.
Ninguno
durmió esa noche, Marcos lo sabía pero decidió no salir de su
habitación, estuvo dando vueltas por su habitación varias horas, de
vez en cuando miraba su arma, la cogía y la miraba con detenimiento
los pequeños detalles que se escapaban a simple vista, los ojos del
dragón dibujado en la empuñadura eran brillantes y tenía un
aspecto aterrador, las llamas del filo parecían estar en movimiento,
cosa que impresionó a Marcos.
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Buenos días-. Saludó Marcos al bajar las escaleras había sido un
saludo lleno de temor, estaba amaneciendo y se acercaba la hora, los
cuatro ya estaban reunidos en el vestíbulo con sus respectivos
trajes de batalla, que habían aparecido como por arte de magia a los
pies de la cama bien entrada la noche, eran simples y cómodos para
que pudieran moverse con soltura. Cada traje tenía su color
característico, el de Marcos era de color rojo, el de Meg, era
verde, el de Ruth, azul y el de Toni era amarillo todos brillantes,
en el centro del pecho tenían grabado el escudo donde un sol rodeaba
a los cuatro elementos.
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¿Por que el mio es amarillo?-. Preguntó Toni mirándose a si mismo.
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Por la simple razón-. Oyeron detrás suya, Niva en ese momento
entraba por el gran portón de la guarida ataviada con su respectivo
traje de lucha, el suyo era un verde distinto al de Meg.- Que el
blanco es representado por el elemento que forman los cuatro
elementos juntos, la luz-. Llevaba sus dagas colgadas del cinturón,
y sus alas habían adquirido un color mas oscuro, Marcos pensó que
con ese aspecto inspiraba cierto temor. Toni entendió encogiéndose
de hombros.
<<Por
esa razón los guardianes llevan ese blanco en sus armaduras>>
-
Creía que nos esperarías en la plaza-. Dijo Ruth, que al igual que
todos los demás, en su rostro se podía leer la preocupación.
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Pensé que unas pequeña reunión antes de marchar no os vendría
nada mal-. Su sonrisa característica, volvía a estar dibujada en su
rostro.
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Tienes razón, no nos vendría nada mal-. Dijo Marcos sonriendo, por
mas que intentara disimular, su temor no desaparecía, iba a entrar
en batalla sin ni siquiera haber aprendido a usar sus poderes. Los
cinco hicieron un círculo y los cuatro hijos dirigieron las miradas
hacía el hada.
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Va a ser vuestra primera batalla-. Comenzó diciendo.- Quiero que
sepáis, que una batalla nunca es agradable, sea quien sea que
muera-.
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Pero creía que estábamos aquí para eliminar a la oscuridad-. Cortó
Toni extrañado.
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Y así es-. Coincidió Niva mirando al joven.- Pero, eso no quiere
decir que os vaya a gustar lo que vais a ver-.
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¿A que te refieres?-. Ruth parecía estar asustada, Marcos le cogió
la mano intentando animarla.
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No sabemos con lo que nos vamos a encontrar cuando lleguemos-.
Continuó su discurso.- Es muy probable que encontremos edificios
derruidos, cadáveres tirados por las calles...-.
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Creía que iba a ser un discurso alentador-. Dijo Meg cortando el
discurso de Niva, se dibujó una sonrisa de temor en sus labios.
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Sois los cuatro elementos-. Dijo extendiendo los brazos abarcando a
los cuatro jóvenes.- Si os mantenéis unidos, no tenéis de que
preocuparos-. Con esa frase acabó su discurso, su sonrisa no se
había borrado, era mas amplia que nunca.- Ahora vamos a hacer algo
de daño a la oscuridad-. Dijo, un aire de animó recorrió a los
jóvenes que les hizo sonreír mientras se miraban unos a otros. Uno
a uno fueron saliendo de la guarida, el último fue Marcos que con un
suspiro, se echó la mano a la empuñadura de su espada, y así
salió.
Se
encaminaron los cinco en silencio hacía el pueblo, ninguno
encontraba las palabras para decir en aquel momento. El pueblo estaba
mas transitado que de normal, todos se quedaban mirando al grupo por
donde pasaban y le seguían con la mirada.
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Mucha suerte, hijos de los elementos-. Una mujer ya mayor se había
acercado a ellos, su mirada estaba llena de emoción y parecía estar
a punto de echarse a llorar.
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Si que se ha corrido rápido la noticia-. Observó Toni mirando a su
alrededor.
-
La gente de aquí os ven como la salvación-. Dijo Niva mirando al
frente.- Es normal que hayan salido a la calle para despediros-.
A
Marcos, tomarlos como la salvación le parecía excesivo, no dejaban
de ser unos chavales de diecisiete años.
Por
fin llegaron a la plaza donde les estaban esperando un grupo de unos
veinte hombres y mujeres ataviados con sus respectivas armaduras,
parecían tranquilos a pesar de saber adonde iban, los cinco se
reunieron con los demás.
-
¿Quien está al mando?-. Preguntó Niva adelantándose, un hombre de
unos cuarenta años dio un paso al frente, saludando con una
inclinación de cabeza.
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Mi nombre es Adam, y soy unos de los generales del ejercito de los
guardianes-. Se presentó con las manos en la espalda.
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Bien Adam, mi nombre es Niva-. Se presentó el Hada imitando el gesto
del general.- Yo, la guardiana de los hijos de los elementos y los
hijos de los elementos estamos a tus servicios.
-
Pues si ya estamos todos, podemos marchar-. Dijo fijándose en los
cuatro jóvenes que se escondían detrás de su guardiana. El general
se giró y miró a uno de sus hombres, le indicó algo que Marcos no
pudo adivinar de que se trataba y este hombre en concreto indicó que
se juntaran todos, unos segundos después todo comenzó a temblar,
Marcos miró a su alrededor asustado, nadie parecía alterado lo mas
mínimo, excepto los demás hijos, de repente todo comenzó a dar
vueltas alrededor suya, tuvo que sujetar en la persona que tenía a
su lado, debido al mareo, había sentido algo parecido la primera vez
que viajo a la ciudad de los elementos, pero en aquella ocasión tuvo
los ojos cerrados, esta vez estaba viendo lo que pasaba a su
alrededor, se estaban teletransportando, supuso que a Sidney,
mientras el entorno cambiaba miró a los demás, todos estaban serios
y concentrados, nadie sabía con lo que se iban a encontrar. Aquel
temblor cesó en unos pocos segundos que a Marcos le parecieron
horas. El sitio donde estaban estaba oscuro y no podían ver a mas de
diez metros de donde estaban.
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Estamos en las afueras de la ciudad-. Comentó Adam tras varios
segundos en silencio.- El resto del trayecto lo aremos a pie-. Tras
esas palabras todos se pusieron a andar. Marcos se fijo a lo lejos,
una luz roja iluminaba la ciudad de Sidney, no sabía a que se debía
aquello, pero no podría ser nada bueno.