sábado, 26 de abril de 2014

Página 60

Ya había amanecido cuando comenzaron a despertarse, para Marcos había sido una noche interminable, odiaba hacer guardia, pero si querían estar a salvo no quedaba mas remedio, decidieron bajar al pueblo a por algo de comida, era un pueblo pequeño a unos kilómetros del bosque en el que se habían quedado aquella noche.
 Ya habían ido a aquel pueblo en mas de una ocasión ya que corría el rumor de que había quien se estaba pasando al bando de la oscuridad, asique habían tenido que reducir la lista de gente de confianza.

 Ya entraban en el pueblo cuando tuvieron que esconderse, dos sombras deambulaban por la calle principal, estaban vigilando, ya que no dejaban de mirar hacía todos los lados. Por lo demás todo parecía tranquilo, la gente paseaba, se paraba a hablar entre ellos y reían. Pero detrás de esas risas y esas caras tranquilas, había miedo. La oscuridad había creado un reino del terror, que lo estaban pagando las gentes inocentes de todo el mundo, Los cuatro que presenciaban aquella escena se sentían culpables, por no haber podido hacer nada al respecto.

- Alguien a tenido que avisar de que estamos por aquí-. Dijo Niva fijándose en los sombras, la gente se apartaba para dejarlos paso, les temían.
- Si somos rápidos podemos acabar con ellos antes de que den la alarma-. Dijo Toni llevándose la mano a su arco, la joven niña le puso le detuvo.
- No podemos arriesgarnos-.
Cuando se perdieron de vista salieron de su escondite y caminaron rápidamente por el lado contrario por el que se habían ido los sombras, la gente se quedaba mirando, algunos trataban de esconderlos con sus cuerpos de los sombras que se alejaban, otros se apartaban sin querer saber nada del asunto, pero nadie decía nada, a su alrededor se formaba un silencio sepulcral.
- ¿No crees que no es buena idea salir a la vista después de que nos hayan delatado?-. Preguntó Marcos en forma de susurro mientras miraba hacia todos los lados buscando algún otro sombra, tenía la mano en su empuñadura dispuesto a desenvainar su arma si hacía falta.
- No veis lo que pasa-. Dijo Niva que iba en cabeza.- La gente nos apoya, quien nos vio la última vez fue un sombra con el suficiente miedo como para atacarnos-. Aquello tranquilizo a Marcos.
- ¿Crees que estas gentes saben quienes somos?-. Pregunto Ruth sin miedo a que le escucharan ya que no entendían su idioma.
- No lo creo-. Contestó la niña.- Pero somos unos extraños con unas armas, pensaran que vamos a salvarles-.
Los cuatro doblaron una esquina dejando la calle principal para meterse en un estrecho callejón vacío dejando atrás el vullicio.
- Sepan o no sepan quienes somos, tenemos que dejar de venir a este pueblo-. Dijo Marcos sin parar la marcha.- Corremos mucho riesgo-.

Llegaron a una calle mas ancha donde las pocas personas que la transitaban se quedaron mirándolos, dejando lo que estaban haciendo, por suerte ningún sombra rondaba por allí. Sin hacer caso los cuatro bajaron la calle a paso ligero.
- En este pueblo no hay casi vigilancia-. Dijo Niva.- ¿ O acaso quieres que nos pase lo mismo que nos pasó en París?-.
Marcos tragó saliva recordando aquello.
Llevaban unas semanas viviendo en un edificio abandonado, tenían a varias personas que les daban comida e información pero un día todo se torció, después de pasar tanto tiempo sin ningún peligro se confiaron demasiado, y para no llamar la atención por la calle dejaban las armas en el edificio. Un día un grupo de Sombras les reconocieron. Se salvaron por los pelos, pero Marcos salió mal herido y tuvo que hacer reposo durante unas semanas antes de que estuviera del todo recuperado.
- No, no quiero que vuelva a pasar lo de París-. Respondió tras unos segundos en silencio

No hay comentarios:

Publicar un comentario